Gaitero de Llonin

De aprendíz a maestro

. El progreso tocando la gaita se iba haciendo realidad cada día y sin pasar mucho tiempo comienza a tocar en público, siendo muy normal escucharlo tocar a cualquier hora del día o por la noche, sin que nadie se lo pidiera, pero, cuando era así, estaba dispuesto siempre…” si me recordaba de una canción en la cama me levantaba para intentar tocarla, aprovechaba muy bien los momentos de inspiración; cuando venía alguien me gustaba tocar lo que me pidieran…”

. En pocos años, además de comenzar a tocar la gaita y ver hecha realidad su afición de siempre, consigue que sea una fuente de ingresos; llegan dos hijos y con ellos otras preocupaciones, siendo la fundamental la de estudiarlos, quería darles la oportunidad que él no había tenido: “… no quisiera que quedarais aquí…tenéis que aplicaros en la escuela y salir de aquí para estudiar….ya que yo no pude…”

. Dedica mucho tiempo al aprendizaje y perfeccionamiento para tocar la gaita, teniendo como maestros de referencia a Llanín y Cesar de La Borbolla, Manolo Rivas etc., aunque decía de este último, que no quería enseñarle e incluso tocaba regular si sabía que lo escuchaba; aprendió a tocar muy bien el tambor y acompañaba a algún gaitero antes de comenzar él a tocar la gaita. …” donde más aprendía a tocar era en La Borbolla, porque ponían mucho interés en que aprendiera e iba allí tantas veces como podía… eran muy buenos gaiteros…y mejores personas…”

. Tocaba prácticamente todas las canciones, aunque algunas eran difíciles, pero su forma de ser, autodidacta y muy constante, le permite superarse de forma rápida; sentía auténtica vocación, pasión por tocar la gaita, sin importar hora o lugar ni cual fuese su estado de ánimo, porque siempre estaba dispuesto a complacer a los demás; repetía con frecuencia:…”que nunca muera la gaita… las canciones más bonitas y antiguas son las de esta zona del Oriente, hay que mantenerlo, porque es nuestra cultura e igualmente otras costumbres de los antepasados…”Actuaba en romerías, en la Iglesia, en la bolera, bodas u otras celebraciones en todos los pueblos de Peñamellera Alta y Baja, Cabrales, en los límites de Cantabria y Asturias; comentaba que había mucha afición, “tienen pasión por todo lo de Asturias, por la gaita, cantan bien, es algo muy especial de todos ellos…” recordaba personas de distintas zonas y pueblos : Puente Nansa, Cosio, Garabandal, Polaciones, Lamasón,  Peñarrubia, La Hermida, Bejes, Tresviso,Valle Cabuérniga, Herrerías, Pechón etc. etc.  donde estuvo tocando varias veces y hablaba sobre “el milagro de Garabandal.”.. Venían mucho de  todos los lugares a aprender a tocar la gaita y a ponerla a punto, “en todos tengo grandes amigos”.  En alguna ocasión lo llevaron a Madrid para recibir con gaita y tambor a algún indiano procedente de América con destino a algún lugar de los ya citados; hablaba  con frecuencia, de algunos de sus mejores amigos, Emilio de Carmona, Moisés de Cosio, Nando que reside en Barreda, Genio el de Camijanes, “canta que lo borda”; “…cada día me sorprende y me emociona más la época vivida  en esa zona de Cantabria y lo bien que cantan y bailan; son muy entusiastas y nos reciben siempre con cariño… “

. De Pancho, hablan bien, es recordado con afecto y cariño, por su forma de ser, por la ilusión que tiene de transmitir a todos lo típico asturiano, lo cual se sigue manteniendo y va en aumento, en particular en toda esa zona mencionada y también en el resto…

. Pancho construye sus propias payuelas y payones para el sonar del puntero y el roncón, respectivamente, o la zapata que para el aire en el soplete e igualmente los fuelles de cabritu, sacados por él del animal en una sola pieza y los curtía; traía de Pola de Siero un líquido con el que los impregnaba. Se desplazó en alguna ocasión hasta Castellón para conseguir la cañavera idónea:…”son muy delicados estos instrumentos, les afecta la humedad o el calor y les cambia el sonido, por eso es importante hacerlos de buen material, el que hay por aquí no vale…”

. De manera incansable lleva la música de la gaita y el tambor por distintos lugares de Asturias y de la geografía española, Madrid, Barcelona, León, Galicia, Zaragoza, Andalucía etc., son algunos de los mencionados por él, cuando cuenta sus experiencias: …” en Sevilla toqué penita pena (de Lola Flores), los Campanilleros y en cada región tocaba alguna de aquella tierra…; no me gustaba cuando nos decían que éramos gallegos y era preciso aclararlo…seguramente Galicia promociona mas sus costumbres y folklore que Asturias…” Pancho traspasa las fronteras y va a Francia con el grupo El Corri-Corri de Cabrales, donde coincide con José Angel Hevia y le decía: “…que nunca muera la gaita, ni sea desplazada por nada… hay que potenciar lo nuestro y aunque me gustan las cosas nuevas o modernas debemos respetar lo de siempre y potenciarlo…”Del Grupo El Corri Corri de Arenas de Cabrales, guarda los mejores y más grandes recuerdos que traspasan lo típico y folclórico para convertirse en admiración personal por todos ellos. Lo mismo pensaba de Cabrales y de sus gentes. Estuvo en todos los pueblos del municipio en numerosas ocasiones para tocar la gaita. Guardaba un especial y cariñoso recuerdo de todos y destacaba la forma de ser en defensa de sus tradiciones y  formas de vida. Son gente muy hospitalaria, que hacían vivir unas experiencias difíciles de olvidar…”

. Viaja a Santo Domingo en 1.981 donde pasa varios días en compañía de su inseparable hermano Secundino; un día Pancho se encuentra algo enfermo y un médico le receta medicación pero era muy reacio a tomarlo, era aprensivo y estaba lejos:…”si tu lo tomas, le dijo al hermano, lo tomo yo...” y así fue…; al regreso comentaba la impresión tan buena de los asturianos residentes en aquel lugar y el entusiasmo por lo típico de Asturias …”nos trataron con cariño y bien, son estupendos, no sabían que hacernos…”; …”ya comenzaba a encontrarme allí pero no podía vivir sin estar en Llonín con los míos y contemplar la grandeza del lugar; no hay nada igual. Cuando llegué al Aeropuerto de Madrid-Barajas-llevé una enorme sorpresa: me estaba esperando Mariquina y es que ella siempre me decía que le gustaría mucho no morirse sin subir a un avión, porque solo los había visto cuando la guerra civil pasar, muy bajos, en el Collau de Lleraña. Vinimos juntos hasta Santander. Fue inolvidable regrasar. Nos queríamos mucho…”

La formación

.Tenía gran empeño, además de formarse él, en formar bien a los tamboriteros porque decía, e insistía machaconamente, que era de una gran importancia el tambor acompañando a la gaita y así relacionaremos a continuación algunas de las personas que Pancho formó y tocaron con él: Antonio Mier López de Alles; (el padre de este-Celedonio el de Alles- tocaba la gaita) Secundino, de Llonín (hermano de Pancho)  Luis Sánchez Sánchez, de Llonín; Ramón Rodriguez, de Llonín. Ramón González, de Alevia ( fue tamboritero, también, de Manolo Rivas);  Manuel Bueyes, de Abándames; (cuando falleció tocaron  Pancho y Cundo  en su entierro por ser expreso deseo del finado)  Joaquín Galán, de Llonín (hermano de Pancho). Panchín ( hijo de Pancho). Los hermanos, Victorino Trespalacios Herrero, de Llonín, Gregorio y Vicente, éste también toca la gaita y los tres forman el grupo Principado. Mención especial hacia  los cuatro hermanos Trespalacios. Jorge, que reside en Santander y además de tocar la gaita construye payuelas y payones,  recuerda a Pancho, en su forma de enseñar a tocar el tambor,  “tocaba con los palillos en la cabeza para enseñarnos…”, fueron inseparables durante muchos años, logrando una gran armonía entre la gaita y el tambor. Era frecuente oír decir a Pancho:…” a la mayoría no les gusta mucho entrenar y es imprescindible hacerlo para que salga bien..”

. Pancho cantaba muy bien e interpretaba las canciones antes de tocarlas, tenía una canción que decía:  la cuesta del Riu Aliso/madre quien la subirá/ la sube Pancho el Gaiteru/con mucha serenidad…la entonaba él… El Riu Aliso era el lugar donde más tiempo pasaba y se menciona aquí en alguna ocasión. Recuerda con frecuencia a todos los tamboriteros, a cual más y de cada uno cuenta alguna vivencia interesante. Especialmente habla de los cuatro hermanos de Llonín para comentar: “no son nada egoístas y siempre están disponibles, se portan muy bien conmigo siempre… son buenas personas y muy educados, les tengo un especial cariño…”

.Le gustaba mantenerse al día con el repertorio, cuidando mucho las canciones antiguas, dominaba bien las canciones religiosas, incluyendo la misa cantada con gaita y disfrutaba mucho tocando nuevas y modernas canciones de casi todos los estilos y autores.

Se le quema la gaita

. En el año 1.954 fue a Las Piraguas del Sella en autocar, que había salido desde Alles, trascendiendo todo con normalidad como corresponde a un buen día de fiesta, pero al regreso, por la noche, un accidente hace que se incendie el autocar y queda sin gaita; fueron momentos difíciles para él, porque al susto había de añadir la pérdida del instrumento que tanto cariño le tenía;( hay que destacar la forma en que trataba la gaita era como un ritual, antes de tocarla, al dejarla decía:”guárdamela mientras comemos, pero dentro de un armario, es muy delicada, pedía siempre que la dejaba en algún lugar, cuando iba a tocar…”  la tenía siempre con él y la cuidaba con especial esmero; en el autobús viajaban personas de Alles, indianos y otras, muy entusiastas de lo típico asturiano por los cuales Pancho sentía un gran afecto y no era para menos porque, después del accidente, escotaron, le proporcionaron un listado personalizado a máquina, el cual existe, y le dieron en aquellos tiempos 1500 pesetas, para comprar la gaita. Consiguió comprar esa gran gaita que sería la definitiva. Así contaba el accidente: “el autocar se salió de la carretera y no había pasado nada. De pronto hubo un olor fuerte a gasolina y vi como alguien encendió un mechero y se produjo la explosión seguido de un gran incendio que destruyó el autobús; la buena suerte permitió que saliéramos de allí solo con pequeños rasguños…” Cuando ocurrió el accidente, Pancho tenía buena relación con el famoso Cogollu, también llamado “tiu Antón” de las Regueras, poniéndose en contacto con él para encargarle una gaita y sin tardar mucho le proporcionó una que tenía en una exposición en Madrid, ya que al ser un artesano con mucha demanda de trabajo tardaba bastante en fabricarla; vino a Llonín para traerle a Pancho tan codiciada pieza e hizo alguna más, compradas por emigrantes residentes en América que deseaban aprender a tocar.

El Gaiteru de Llonin