En Llonín, con la llegada del mes de mayo cuando la naturaleza comienza con fuerza sus momentos tan especiales, las flores engalanan los rincones y el olor sorprende a cada paso, los pájaros madrugadores llenan de alegría con sus cantos, próximos y en los pequeños montes o cuetos que rodean al pueblo, como Tresjual, Orbaso… Al atardecer, los mismos madrugadores, tordos malvises golondrinas, despiden el día con la alegría de sus trinos en clave, para comunicarse entre ellos, dejando cada uno en el ambiente, los ecos de sus alegres y característicos sonidos. Ello y más cosas ocurren en Llonín en pleno siglo XX, siendo habitual en toda la zona rural en cualquiera de los pueblos del Municipio. La fauna salvaje acompaña en los alrededores del pueblo pudiendo ver corzos, jabalíes, zorros e incluso lobos. A poca distancia el Rio Cares completa, en tan poco espacio, un lugar repleto de naturaleza en estado puro, con sus truchas y salmones…
Las familias suelen tener varios hijos, creciendo en un entorno cargado de trabajo y sacrificio, dedicándose a la ganadería y la agricultura como en toda la ladera sur de la sierra de El Cuera. La vida era muy sacrificada, suponiendo un gran esfuerzo para sacar adelante los hijos. Surgen los artesanos en diferentes facetas para procurarse sus propias herramientas: astas de las guadañas y otros accesorios de madera que ellos hacen; también hubo profesionales de la madera y la piedra; los cesteros, como Ramón Martínez que, siguiendo un sofisticado proceso en la selección y preparación de la madera, construía variedad de cestos y eran utilizados para las distintas faenas del campo o para adorno en las casas. También hacían carbón y cal con un duro proceso que les aportaba la solución a las distintas necesidades que se planteaban y les propiciaba algún ingreso. Transformaban sus productos, como la leche, en queso y mantequilla e iban caminando hasta Llanes, cargados y cruzando la sierra de El Cuera, retornando con otros productos necesarios para el sustento diario: lentejas, arroz, garbanzos, azúcar…
Y es aquí en Llonin, a donde el hombre había llegado hace mas de cuarenta mil años, el lugar en el que Pancho, El Gaitero de Llonín, dio sus primeros pasos que le llevarían a la fama en el mundo de la MUSICA.