Ecos de Peñamellera

RICARDO SOBERADO HOYOS

Apenas conocí a Pancho Galán, “El Gaiteru de Llonín”. Únicamente coincidí con él en dos ocasiones, pero recuerdo perfectamente ambas. La primera de ellas fue en Panes, en el verano de 1988. Yo tenía 11 años y llevaba un año tocando la gaita. Estaba con mi güela Casimira y entró él por la puerta:

– ¡Hombre Casimira ¿andas por aquí?
– Hola Pancho ¿Qué tal andas?
– Bien, bien ¿y esti criu que traes?
– Esti criu…toca la gaita como tú.
– ¡No fastidies! ¡Que bien, hombre! Pues ya sabes monín. Hay que entrenar mucho ¿eh?
– Yo asentí con la cabeza sin mediar palabra.

Años más tarde, vi a Pancho de nuevo, esta vez en un festival de tonada de esos que se celebraban todos los años en el colegio de las monjas de Panes. Me pareció un paisano ya mayor, tocando de una manera bastante diferente a como yo lo hacía, pero me llamó sobre todo la atención la pose y la gran personalidad que transmitía tocando.

Pancho no era un músico profesional, pero desarrollaba una labor que yo definiría como la de un trabajador social de la época; más o menos como el médico, la guardia civil o el cura. Los asturianos sufrieron mucho en los años 40,50, 60 del pasado siglo. En pueblos como Suarias o Llonín se pasó hambre, frio y muchas necesidades. Eran pocos los momentos buenos que aquellas gentes pasaban a lo largo del año, pero en esos donde la gente sonreía, disfrutaba y se olvidaba del rugir de las tripas casi siempre estaba presente Pancho. En todo momento con una palabra de ánimo en la boca, de buen humor. Siempre feliz tocando y sin prisas para marchar…jamás. A Pancho nunca le faltaba una canción para aquel al que todavía le quedaran ganas para bailar.

Así pasó gran parte de la vida, sin darse mucha importancia por la buena labor porque tocar la gaita fue para él su mayor pasión.

Este disco es un humilde reconocimiento a todos los “Panchos” que hubo por Asturias en esos años, gracias a ellos, generaciones de gaiteros que llegamos después podemos disfrutar de este instrumento. Para la grabación, me quise rodear de músicos que estuvieran ligados a los Valles Altu y Baju de Peñamellera, concejos donde Pancho desarrolló su función fundamentalmente.

 Pancho tenía un repertorio muy amplio, con decenas de piezas, para el baile “a lo suelto” y “a lo agarrao”, para la misa, para la procesión y también cantares populares. Como casi todos los gaiteros de antes, dominaba perfectamente el arte de acompañamiento de la tonada. La tarea de selección de las canciones que aparecen en este disco, no fue fácil puesto que Panchín, el hijo de Pancho, que acompañó a su padre con el tambor durante su infancia, me nutrió de decenas de vídeos donde su padre tocaba. También contamos con diferentes trabajos de campo que nos cedieron el Museu de la Gaita de Xixón Gausón Fernandez, Iván Ríonda y Javier “de Arroes”.

 Como casi todos los gaiteros del siglo pasado, Pancho fue autodidacta y aprendió a base de repetir una y mil veces melodías, que le rondaban la cabeza, unas que sintió cantar a los familiares y otras que sintió a gaiteros más viejos que él. Fuentes de las que Pancho bebió en su aprendizaje de gaiteru… y trabajo le costó. En aquellos tiempos había que ingeniárselas muy bien para copiar alguna canción a los gaiteros de la época. La gran mayoría de ellos eran muy celosos de su sabiduría musical.

Con el único soporte audiovisual que contaban eran sus propios sentidos, que debían tener bien agudizados para, una vez llegar a casa, coger el instrumento y pasar a “limpio” lo escuchado al maestro. Pancho aprendió canciones de Manolo Rivas, de Candolias y también de Llanín, gaiteru de la Borbolla. Una vez seleccionado el repertorio a grabar, quise ser meticuloso con la interpretación de las canciones que grabamos, ornamentando, floreando y fraseando “más o menos” como él lo hacía: sin mucho virtuosismo, sin adornarse en demasía y tratando, cada uno de los que grabamos una canción en este disco, de ser Pancho por unos minutos.

Seguro que él, desde la ventana del cielo desde donde nos escucha, está disfrutando tanto como cuando ensayaba, día tras día con la gaita, por los montes del Cuera.


El evento

. El día 19 de Agosto del año 2015, además de los carteles que anunciaban el acto, la prensa y alguna emisora de radio se hacían eco de  la noticia: En la Iglesia Parroquial de Alles a las 19,30 h. del día 20 de agosto se celebrará un concierto- presentación del disco “Ecos de Peñamellera” en homenaje a Pancho Galán “El Gaiteru de Llonín”.

. Próximo a  las siete de la tarde de un jueves 20 de Agosto, ya llegaban coches como si de un día festivo se tratase. Bastantes personas que iban llegando al entorno de la iglesia y que muchas de ellas asistieron  a la celebración  de la  misa que fue oficiada por el Párroco D.Pablo Gato, el Abad de Covadonga D.Juan José Tuñón y el Párroco de Colombres D. Amador Galán, hijo de Pancho. Ocupando un lugar preferente en la parte delantera del altar se exponía el tambor y la gaita, un traje típico asturiano, camisa blanca, faja, medias, montera picona y corizas. Todo ello formaba parte de los instrumentos musicales y vestuario utilizados por Pancho durante muchos años. Verlo allí,  producía el agradable recuerdo de poder imaginar su presencia en tantas y tantas ocasiones, transmitiendo armonía con sus notas  en un lugar tan especial como es la Iglesia de Alles, llamada por algunos La Catedral del Oriente. La gaita que allí estaba, sonaría después en el concierto, tocada por Ricardo Soberado, alma mater del trabajo “Ecos de Peñamellera” en homenaje a Pancho. Al acabar la misa se colocó una pantalla que proyectaba imágenes vivas, con mucha antigüedad, de Pancho tocando la gaita en distintos lugares, de  personas de Llonín etc. Las imágenes ponían de manifiesto la forma de vida en el medio rural, el trabajo cotidiano en sus distintas facetas y sobre todo la influencia de la música tradicional asturiana, gaita y tambor, que alegraba y armonizaba los momentos más difíciles que tocaba vivir en el pasado siglo.

. La presentación del acto corrió a cargo de Francisco Gómez, Pachu, natural de Oceño y Presidente de AICA (Asociación de Intérpretes de Canción Asturiana). Destacó la importancia de que todos los artistas que allí actuaban tenían origen peñamellerano, habló e hizo referencia a  Pancho dando paso, en primer lugar, a la intervención de la Sra. Alcaldesa de Peñamellera Alta.


 ROSA DOMINGUEZ DE POSADA, referencia a los allí presentes y da la bienvenida a todos a Peñamellera Alta.

INTERVENCIÓN DE LA SRA. ALCALDESA



   Francisco y Amador, Reverendísimo Abad de Covadonga, D. Pablo (quiero aprovechar este momento para darle las gracias por el tiempo pasado con nosotros y desearle lo mejor en su nuevo destino), familiares, músicos del disco, vecinos, amigos, buenas tardes a todos y bienvenidos a Peñamellera Alta.

“En el mes de abril hizo ya 15 años que Pancho, “el Gaiteru de Llonín”, dejó de deleitarnos con su música. Recuerdo perfectamente el día de su entierro porque recibió cristiana sepultura al son de la gaita como él mismo había pedido. He de reconocer que no es cosa habitual y a mí, personalmente, me impactó.

Este detalle nos muestra su calidad humana, su visión de la vida y de la muerte, del verdadero creyente que alegre, al son de la gaita, va a reunirse con su querida María para siempre.

Pancho fue un autodidacta, no estudió música pero su gran empeño y su tesón le hicieron un virtuoso del instrumento musical. Recorrió Asturias, España, tocó en Francia y también en Santo Domingo…”

Pancho daba mucha importancia a las personas que tocaban con él y por eso su empeño en formarlos bien, compartiendo con ellos su virtuosismo. Siempre estuvo muy bien acompañado. No puedo dejar de recordar a sus hermanos Cundo(excelente tamboritero) y Joaquin y también merecen un reconocimiento los hermanos Trespalacios Herrero, especialmente Victorino, que nos dejó prematuramente hace pocos días, y para el que os pido un caluroso aplauso.

Pero también quiero recordar a  Luis Sánchez, presente entre nosotros, a Antonio Mier, a Ramón Rodríguez Pérez y a Panchin Galán Caso, todos ellos de Peñamellera Alta y no quiero olvidarme de su bisnieto Victor, a quien deseo de corazón que al menos iguale el listón de su bisabuelo (ya sabes, Victor, empeño y tesón galana).

Pancho murió en abril del año 2000 y el 5 de junio de ese mismo año, sus vecinos de Llonín registraron un escrito en el Ayuntamiento solicitando la celebración de un merecido homenaje. No voy a relatar las vicisitudes por las que pasó este acto, quien tenga interés puede consultar las Actas de los Plenos, pero si voy a decir que me siento muy orgullosa de vivir este día en el que Pancho recibe el caluroso homenaje de su gente, de sus vecinos y de toda Peñamellera en un marco tan impresionante como el que nos acoge, rompiendo la sentencia que dijo Jesucristo en la sinagoga de Nazaret al ver que sus compatriotas, en vez de aprovecharse de la ocasión que el Señor les ofrecía, le despreciaban…..“Nadie es profeta en su tierra”.

Con el siguiente texto, quiero rendirle mi personal tributo: 
En las armonías abrileñas de grillos, pájaros, balidos y esquilas de nuestros pueblos y aldeas, grabadas desde la infancia en la memoria de tantos hijos de Peñamellera, ninguna de rebullir más divertido y gratificante en nuestros padres y abuelos, que la dejada en el recuerdo cada vez que el sol mañanero descorría el visillo por el Picu en un día de campanas y fiesta, por nuestro llorado Gaiteru de Llonín, Pancho Galán Trespalacios.

Nada más agradable que reproducir la felicidad de nuestros antepasados, cuando, tras vencidos por el cansancio la víspera, una amanecida por fin apuntaba distinta: un traje planchado y camisa blanca percheando la silla del dormitorio y el sahumerio de la cocina aromatizando la solana de arroz con leche y canela, mientras en la calle, junto a la bolera, bajo el campanario, la gaita marcaba la sonrisa de la vida en rostros de mozos y ancianos al compás del xiringüelu.

De esta manera se ponía contrapunto a dolores, fatigas y quebrantos del duro pan de cada día. De esta manera se llegaba también a la conclusión de que en aquellos difíciles años de penurias y ausencias había tregua para alegrías y sueños que despejaran y levantaran las nieblas del Cuera.

Y era precisamente, cuando entraba en escena y acción un artista, para poner fondo a la esperanza: Pancho.

Pancho era el encargado de marcar ritmo a la existencia y de esa manera poder razonar la eterna discusión del gozo y la sombra en el caminar cultural del hombre por Peñamellera.

Pues bien, hoy, seguimos haciéndonos eco de gratitud y recuerdo, por la mano que echó a nuestros antepasados, haciéndose transmisor de la cultura musical vernácula, transitando por el mismo Camino de Santiago, por el que nos vino de Europa y que en estos días precisamente estamos revitalizando en Asturias con nuestra aportación del Oriente.

Y nada mejor que adentrarnos en su intimidad guiados por la pluma testificadora de su propio hijo Panchin……, quien con maestría, saber y estilo nos expone públicamente aquellas reflexiones de calidez hogareña, que nos ayudan a mantener la memoria de aquel personaje ilustre: Pancho Galán Trespalacios, El Gaiteru de Llonín, que desde hoy, “Sí es, profeta en su tierra…

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Pachu continuó con la presentación del acto, interviniendo Cecilio Testón, Cronista Oficial de las dos Peñamelleras, que hizo una histórica y brillante aportación, como es su costumbre, sobre Pancho y otros buenos   gaiteros del siglo pasado…

También, con unas palabras en nombre de la familia, intervino Panchín que habló sobre el disco “Ecos de Peñamellera” destacando la participación desinteresada de grandes artistas, todos de origen peñamellerano: hermanos Tejedor, Sergio Sordo, Miguel Angel, Grupo Principado, Pachu, Ricardo y Cristina, que intervendrían a continuación, para tocar y cantar las canciones que figuran en tan importante trabajo discográfico. Destacó a Ricardo Soberado Hoyos como autor del proyecto, sacado adelante con tesón y mucho sacrificio personal. Contó por qué el título del disco: Pancho sentía una especial atención por ese fenómeno físico de los ecos, que se escuchaban en el monte y se preguntaba si quedarían grabados entre las montañas, en los pueblos, en el éter y si esas ondas podrían algún día ser grabadas y recuperar los sonidos de la gaita…De ahí y haciendo honor al Municipio el nombre del disco.  A todos les mostró su agradecimiento por la participación en la grabación y la presencia en Alles, haciéndolo extensivo a todas las personas allí presentes.

 

A continuación intervino Ricardo Soberado Hoyos. Manifestó que quería hacer el disco lo mejor posible por si no se podía hacer otro. Dio lectura al texto que figura en el libreto del disco. Difícil resulta plasmar en unas líneas todo lo allí vivido con las palabras de Ricardo, porque las emociones y los sentimientos son muy difíciles de contar. La sencillez de sus palabras, fueron muy elocuentes. Explicó que en todas las canciones del disco pretendía “ser Pancho por unos momentos…” mantener al máximo la pureza de todas las canciones.Dijo que Pancho estaría feliz con el trabajo del disco. Contó alguna anécdota como cuando “el criu que iba tocando el tambor (Panchín) le tiraba de la chaqueta a Pancho y le decía: vayámonos papa que ya es muy tarde…” Al final de su intervención tocó con la gaita de Pancho, no sin antes matizar que …”si algo sale mal no es la culpa de la gaita que suena muy bien  sino de mi mismo…” Acompañado al tambor por Javier Tejedor, tocaron “LA RUMBA”. Muy aplaudida la actuación e igualmente al resto durante todo el acto, lo que significaba la implicación de las personas que llenaban la Iglesia de Alles y los grandes momentos musicales y de armonía allí vividos. Después hizo de presentador para que Pachu acompañara a Cristina, que sustituyo a su tía María,interpretando las canciones que ella cantó en el disco con Pachu. Quiero recordar a María “La Pastorina del Cares”con cariño ya que nos dejó recientemente, descansa en paz. Continuaron las actuaciones para llegar al final  interpretando  todos los artistas el “viva viva Jesús mi amor…” un emocionante recuerdo para los allí presentes que en ese mismo lugar había sonado en tantas y tantas ocasiones interpretado por Pancho.

 Fueron momentos de grandes emociones y armonías que podría, tal vez, resumirse con una frase de Elton John aplicada a cuanto se ha vivido el 20 de Agosto de 2015 en la Iglesia Parroquial de Alles: La música tiene poder sanador. Tiene la habilidad de sacar a la gente fuera de sí mismas durante unas horas.

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UN RECUERDO DE ALICIA MÉNDEZ LOSADA

MI ALMA: ELEVACIÓN

Difícil es describir sentimientos. Letra tras letra, palabra tras palabra, no pueden expresar aquello que nos impacta en el alma.

Todo comenzó en un día soleado, también él, el sol, se sumó al homenaje, uniéndose a las muchas personas que con cariño, admiración y gratitud acompañaban con su presencia.

Ya al principio, en la misa celebrada por el Párroco D. Pablo, acompañado por el Abad de Covadonga, D.Juan José Tuñón y D.Amador Galán, el hijo de Pancho, cuando hizo referencia a Pancho, “El Gaitero de Llonín”, sentí el primer aguijón ¡qué emoción! Desde el altar, no podía ser menos, fue describiendo hechos de su padre, me tocó el alma, viendo las imágenes de su vida, su entorno, su sencillez. Todo lo hacía más grande.

Fueron pasando varias personas que iban desgranando a aquel hombre pequeño, tierno. La mirada, mi mirada no se apartaba de la gaita. Su gaita y su tambor que tantas veces le acompañó, tocado por su hermano Cundo. Ambos fueron dotados de esa capacidad que sólo algunos poseen y que desarrollan con esfuerzo y dedicación. ¡Así son los grandes!

Cuando habló su hijo Panchín, mi amigo, se me abrió el alma, cuanto sentimiento y dedicación, cuanto amor. Solo desde ese punto de partida, tras varios años de esfuerzo, se logró lo que allí en la Iglesia de Alles se pudo llevar a cabo. Le escuché, aunque no hubiera sido necesario. Sé y lo sabré siempre lo que desde su corazón verbalizó, sus sentimientos. Debo mencionar por imprescindible a Charo, mi amiga, apoyo fundamental, no solo en la preparación del homenaje, sino que desde siempre cuidó a Pancho, “El Gaitero de Llonín” hasta que dejó la Tierra, reclamado por los dioses del Olimpo para unirse a ellos con los magníficos.

Gracias a todos los que dedicaron sus palabras, breves, concisas, sensibles…

Llegó el turno de los artistas, fruto de las semillas que como Pancho “El Gaitero de Llonín” sembraron y que en ellos han fructificado, haciendo de la gaita la expresión musical representativa de nuestro pueblo, nuestras raíces musicales, arraigadas en sus hombres recios, con tesón, ¡nuestra Asturias! La Asturias de él, Pancho “El Gaitero de Llonín.

Comenzó al sentir las primeras notas, seguidas de otras muchas, desgranadas por estos grandes artistas, que, de forma desinteresada, ofrecieron su buen hacer para acabar todos juntos tocando “Viva viva Jesús mi amor…”

Sentí ese algo indescriptible que algunos llaman elevación del alma; como dije al principio, no hay palabras para el alma. ¿Cómo se describe? Elevación, gratitud por lo que estaba allí sucediendo. No quiero alargarme; diré tan solo: ¡inolvidable!

Agradecimiento por participar en un homenaje a un hombre GRANDE, de pequeña estatura, sencillo, tierno, que sembró en el aire las notas de su querida gaita cuyos ecos todavía resuenan y conmueven en nuestros amados valles. Gracias a ti Pancho “El Gaitero de Llonín”

Alicia Méndez Losada

El Gaiteru de Llonin