Javier de Arroes, de par en par

XXIV CONCRUSO Y MUESTRA DE FOLCLORE «Ciudad de Oviedo»
Félix Martín Martínez
Musicólogo

Es la memoria viva de la canción asturiana.No ha precisado más formación que su afán por escuchar a todos, en vivo y en directo. De niño se perdía en las romerías para disfrutar de cantantes, gaiteros y tamboriteros. Más pronto que tarde, érase un hombre a una grabadora pegado, su casa se convirtió en la «Universidad de Arroes». Eso sí, abierta de par en par. Muy agradecidos, querido amigo.

Habitualmente, este programa de mano sirve para recordar a los artistas más grandes, para poner de relieve a los que emergen desde el anonimato, o para celebrar la consolidación de las nuevas generaciones dentro de la música asturiana.

Pues bien, el personaje que hoy tratamos de homenajear, ni acaba de llegar de una gira por América, ni emprende una nueva aventura artística, ni nos trae su última grabación discográfica. Javier de Arroes (Niévares, Villaviciosa 1932), rompe con todos esos moldes y salta al escenario desde la primera fila de butaca de patio, si sitio habitual, como si de un gigante se tratara.

De la afición ha hecho virtud, de su perseverancia, toda una carrera que, sería imposible de impartir en universidad alguna. De niño, ya pudo disfrutar con los primeros bailes y conciertos en el chigre de su propia familia, donde su madre cantaba y tocaba el acordeón para amenizar aquellas tardes de fiesta y asturianía. Pero el primer «impacto musical» lo recibió a los siete años de edad cuando escucho por primera vez y desde muy cerca, las interpretaciones de los gaiteros Herminio, de Niévares, y Rogelio Rea, también procedente de la zona de Villaviciosa.

De guaje comenzó a trabajar de pinche de albañilería ,más tarde, con el ganado y el llagar familiar.Muy pronto, fue creciendo su afición por los bolos, el ciclismo, la caza y el fútbol (oviedista y madridista, es decir, como Dios manda). Pero por encima de todo, Javier de Arroessealimentó más que convenientemente de buena música asturiana. Sobremanera a partir de adquirir en propiedad un bar contiguo a su casa, que muy pronto comenzó a ser el escenario de los grandes cantantes asturianos, inicialmente contando con el acompañamiento del gaitero Ángel Carbajales, de Peón.

El día de su boda se convirtió en una interminable romería, con la música en directo de Remis Ovalle, con la presencia de varias parejas de baile asturiano, y con la participación del cantante Celestino Rubiera Medina, de Peón. Como curiosidad, Javier de Arroes celebra el haber sido beneficiado por el carné de socio de la Emisora de «Radio Gijón», al objeto de poder solicitar la dedicatoria radiofónica de numerosas canciones, muchas veces, del artista Pepe Blanco, y de muchos otros cantantes asturianos.

Desde 1969 empezó a trabajar infatigablemente a favor de la comisión de fiestas de su pueblo, Arroes, donde hizo gala de sus relaciones sociales para contar con los mejores artistas de la época. Y un buen día, Javier hizo suyo un viejo gramófono de su tío, pocos minutos antes de ser tirado a la basura. Aquí empezó su empeño por atesorar todo lo relacionado con la música, ya de un modo imparable hasta hoy.

Y lo hizo de una forma absolutamente compartible, de tal manera que comnezó a abrir de par en par su casa de Arroes que, con los años, se ha convertido en cita ineludible de curiosos y estudiosos, doctorandos y doctorados (a veces, hasta de algún pequeño cleptómano), pero también de noveles artistas de la canción asturiana, sabedores, no sólo del inmenso patrimonio musical de nuestro personaje, sino también de su conocimiento acerca de aquella.

A día de hoy, su archivo contiene más de 41.000 canciones, 1.700 discos (en todos los formatos, incluidos los de pizarra), y 1.352 títulos diferentes de canciones asturianas. Por todo ello, y sobre todo, por su gigantesca categoría humana, Javier de Arroes ha venido cosechando una inmensa legión de amigos; ha formado parte de un sin fin de jurados calificadores de concursos y certámenes; ha sido objeto de numerosos homenajes públicos y reconocimientos. Desde aquí, también de parte de este veterano Concurso y Muestra de Folclore «Ciudad de Oviedo», y otra vez muchas gracias.

El Gaiteru de Llonin